La historia oculta tras el obelisco de la plaza de San Pedro del Vaticano

Tal día como hoy de 1586, el papa Sixto V trasladó a su ubicación actual el obelisco originario de Egipto que aún domina la plaza de San Pedro del Vaticano.

Esta pieza monumental guarda más secretos de los que los turistas suelen conocer.
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Aunque está dedicado al recuerdo de muchos santos que sufrieron martirio y, en especial, a San Pedro, quien fue martirizado muy cerca de él, pocos saben que su origen es egipcio.
Es el único obelisco egipcio de Roma que permanece intacto y tiene una interesante historia detrás.

Su granito procede de la cantera de Assuán y se erigió por 1ª vez en Heliópolis, «ciudad del Sol», sede del culto al dios solar Ra y antigua capital del Bajo Egipto.

A pesar de sus más de 25 metros de altura y 300 toneladas de peso fue trasladado en varias ocasiones.
Veamos.

Durante su mandato, el emperador Augusto lo trasladó a Alejandría al Foro Juliano para embellecer esta ciudad, pero no sería hasta el año 37 que Calígula lo llevara a Roma colocándolo en el Circo de Nerón/Circo de Calígula.

Sin embargo, este no sería su último traslado. El papa Sixto V ordenó que se situara en su localización actual (Vaticano) en 1586. Necesitó 150 caballos y 900 hombres.

La operación era tan delicada y exigía tal coordinación que a todos ellos se les exigió mantenerse callados mientras se erigía el obelisco, bajo la amenaza de ser condenados a pena de muerte, si rompían el silencio.

En el momento más crítico, en el que las cuerdas soportaban mayor peso, estas comenzaron a ceder. Por suerte, entre los trabajadores estaba Benedetto Bresca.

Bresca era una experimentado marinero italiano que, al ver el peligro debido al sobrecalentamiento de las cuerdas, no dudó en gritar «aiga ae corde», ¡agua a las cuerdas!

Rompió así la orden del Papa arriesgándose a la pena capital, pero evitó una tragedia de escala bíblica.

Gracias al aviso de Bresca y a la rápida actuación del arquitecto a cargo del traslado y levantamiento, Domenico Fontana, que mandó humedecer las cuerdas de cañamo de inmediato, se evitó el desastre del colapso del obelisco.

¿Y qué hizo el Papa al saberse desobedecido?
Pues le dio gracias por haber evitado el desastre y en vez de ajusticiar a Bresca por romper el silencio, le ofreció una ocupación: el honor de ser el encargado de enviar las palmas el día de Pascua de San Remo a Roma.

Pero el obelisco oculta algo más.

En 1817 se colocaron unos círculos de mármol formando una rosa de los vientos y una meridiana. Según la posición que ocupa la sombra del obelisco sobre esos círculos se muestra la hora e incluso se indican los solsticios de invierno y de verano.

Así que este monumento inicialmente dedicado al dios Ra aún hoy continúa relacionado con el sol.

Eso sí, quien pretenda encontrar sobre él la esfera de bronce que reflejaba los rayos del astro rey, no podrá encontrarla.
Se retiró en la Edad Media.

Y no, en su interior no se encontraron los restos de Julio César como decía la leyenda medieval.

O, al menos, eso dijeron los que la retiraron. 

Espero que os hayan gustado estas curiosidades sobre el obelisco del Vaticano, su historia y su relación con el dios solar Ra.

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